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AZKEN IZOTZA

AZKEN IZOTZA / EL ÚLTIMO HIELO

 

LAZKANO, Azken izotza/El último hielo, se inserta, desde un punto de vista plástico, en el debate por la sostenibilidad de nuestras actuaciones, en relación con el entorno y una realidad física que estamos transformando. Este debate, puede plantearse a nivel exclusivamente científico, político o social, pero en la interrelación entre todos ellos, el aspecto comunicacional, visual y emocional suele quedar al margen.

 

Conocemos los datos de la realidad, pero necesitamos una “chispa” o provocación emocional, que nos implique para tenerlos en cuenta. El arte puede cumplir esa función y a través de conexiones sensibles, provocar una toma de conciencia e integrarlo en nuestro imaginario colectivo. Todo cambio de paradigma lleva aparejado un corpus visual, que acompaña al cambio conceptual y cultural. Esta exposición, ofrece un escenario visual en torno al cual podemos debatir…


El grupo de obras de Jesus Mari Lazkano agrupadas en Azken izotza/El último hielo, presenta su particular visión de la Naturaleza, colocándonos frente a frente con nosotras mismas, cuestionando nuestra propia forma de acercarnos al hecho natural, evidenciando nuestra visión fragmentada e utilitarista de la naturaleza. Su punto de vista no es una visión complaciente, amable, o bucólica de la Naturaleza, sino que subyace en su perspectiva, una profunda búsqueda de lo sublime. Una actitud pictórica frente al hecho natural, que indaga en el aspecto “sobrehumano” del paisaje, su inabarcabilidad, su imposibilidad, la incapacidad de comprender, alcanzar y menos, controlar los fenómenos naturales.


Su pintura plantea el paisaje, la realidad, el entorno, como un espacio a punto de derrumbarse, de desaparecer, de transformarse radicalmente, un futuro paisaje en destrucción, un paisaje que definitivamente y si no hacemos nada para remediarlo, dejará de ser como hasta hoy.


Una reivindicación de lo que perdemos, de lo que se nos va, del último hielo…. Narraciones fragmentarias que nos dejan sin aliento, conocedores de su inevitable desaparición, como espectadores de una transformación que nos da miedo, mezclada con la belleza de los lugares y el placer de su contemplación. Tenso desequilibrio entre el orden de lo conocido y lo imposible de su comprensión, lecturas cruzadas, placer y miedo, frente a la belleza de lo sublime y la inevitable atracción del abismo.

 

Jesus Mari Lazkano

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